jueves, 23 de febrero de 2012

SEMINARIO PARA LA FORMACION DE LETRISTAS DE TANGO

“Homero Expósito”


Coordina: Alejandro Martino

Sumate a la nueva generación de letristas del Tango estudiando con todos los autores del género


Convocamos a inscribirse en este Seminario a quienes
deseen capacitarse en el arte de la creación de letras de canciones.
El Seminario cuenta con un taller de dos horas semanales
con las materias Versificación y Poética y un ciclo de charlas-conferencias.


.En este ciclo ya han participado figuras tales como Héctor Negro, Ariel Prat, Marcelo Boccanera, Raúl Carnota, Carlos Andreoli, Adrián Abonizio, Raimundo Rosales, Juan Muñiz, Javier González, Quito Gato, Eugenio Mandrini, Horacio Ferrer, Ernesto Pierro, Bibi Albert, Roberto Díaz y Marcela Bublik.


El taller es dictado por Alejandro Martino en la materia Versificación y por los más destacados autores del Tango de la actualidad, en la materia Poética.


Inicio: viernes 30 de marzo de 2012
Informes: letristas@hotmail.com
teléfono: 4345-6967/8
Interno 34


Abierta la inscripción de lunes a viernes de 17 a 19 hs. en
Estados Unidos 1379
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Teléfono 4383-2393

INSCRIBIÉNDOSE HASTA EL 29 DE FEBRERO,
INCLUSIVE, SE BONIFICARÁ UN MES
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Cecilia Orrillo
Prensa & Difusión
Cel: 011-15-5747-9028
Web: www.ceciliaorrillo.com.ar

martes, 7 de febrero de 2012

La niñez perdida
Un chamamé de los hermanos Félix y Héctor Chávez por el Chango Spasiuk
Por Chango Spasiuk

Siempre que me preguntan por un tema que me gusta surgen muchas cosas que a mí –no sé si la palabra correcta es “me gusta”– me moviliza escuchar o leer. El tema que elegí se llama El viejo alazán y es un chamamé escrito por dos hermanos, Félix y Héctor Chávez, que son misioneros. Es un tema cantado que está en el disco Soy de un dúo que se llama Ubeda-Chávez y que tiene una letra muy simple, muy sencilla, que habla de un niño montando en pelo en el alazán silbando en el monte; y del olor a monte, el olor del yerbal, el olor del pan casero en la canasta que ese niño siente. Me gusta ese pequeño microcosmos que construye con palabras simples. Hay una tendencia a llenar demasiado de palabras, de palabras difíciles, para contar algo, y muchas veces ni siquiera alcanzan a contarlo y a expresarlo. En cambio, en esta canción hay un desarrollo hacia lo simple y desestructurado, con lo que los Chávez alcanzan a expresar todo un universo.
Cuando uno lee la letra siente todo eso, pero cuando lo escucha cantado siente mucho más todavía. No alcanzo a explicar por qué, qué es lo que se siente llamado en uno por esa canción; por qué uno se siente tocado. No es que lo asocie a ninguna situación específica de mi infancia, aunque tuve una infancia cerca del monte, de los yerbales, del pan casero. No sé si es que habla de algún momento de mi vida, pero por alguna razón me toca, es una canción que habita en lugares adentro mío a los que no voy tan seguido. Parece poco pero es mucho que algo te llegue y que te movilice. Es una añoranza, no sé si de mi infancia en particular, sino de un estado que uno tenía cuando era niño, y con el que uno pierde un poco de conexión en la vida actual. Es un estado mucho más real y verdadero. Más esencial, y sin tanta cáscara con la que uno suele vivir.


El viejo alazán (chamamé)
de Félix y Héctor Chávez

Viejo caballo alazán, que la vertiente de agüita clara
la verde grama y el treboral.
Pongan su aroma y frescor
en la caricia que desde el alma
quiere brindarte mi inspiración.

Imaginario morral
donde desgrana sus sentimientos y sus recuerdos el corazón
para decirte al cantar
que desandar yo quisiera el tiempo en tu trote lento
viejo alazán.

Gurí me veo con un canasto lleno de pan
allá en la zafra montado en pelo meta silbar
y aquel aroma de pan casero, monte y yerbal
me envuelve el alma al recordarte
viejo alazán.

Viejo caballo alazán
cuando te traje de la invernada, qué lindo estabas
echo un bagual pero en el largo trajín, el tiempo fue aflojando tus tabas
tu cielo azul se vistió de gris
después la muerte de un pial
vino a tumbarte allá en un potrero, fiel compañero de aquella edad
cuando era todo cantar
y recorrer en tu trote lento
restinga monte, campo y yerbal.

Si tan arisco eras para el freno viejo alazán
cómo dejaste que te sorprenda el artero pial
una niñez que se fuera ancado en tu galopar
perdí el aroma
de pan casero, monte y yerbal.